Ramón Vicente Torrealba, alumno de Pintura de
cuarto año del periodo académico 2004-2005 en la Escuela de Artes Plásticas
Arturo Michelena de Valencia, Edo Carabobo
En mi opinión
Valdemar era un profesor entregado al
descubrimiento en conseguir en el aprendiz
el hallazgo de lo gestual.
Lo que hace original a un artista.
Ningún
color era sucio él los consideraba
ácidos y los puros o muy cálidos eran dulces. Comparaba a la intensidad de los
colores con los gritos, los colores
gritan en el cuadro dando así sentido a las composiciones. Saboreaba con la vista el arte. Caminando por la calle me decía
agarra esa rama ¡eso es un pincel! Se
pinta con lo que se encuentre.
Valdemar
expresó en cierta ocasión: “Quien no va ser pintor ni que le regalen cajas de
pinturas no pinta” y
aseguraba “El artista vive del
arte, quien dice ser artista y no vive del arte no puede llamarse artista”
Como persona es muy espiritual consideraba lo material
utilitario. Confesaba en el salón
que: En cierta oportunidad una alumna
le comentó en el trabajo ¡Profesor pero tiene
un solo par de zapatos! Y, él le contesto
¡Tengo uno! Y cuando se me
desgasten compro otros…
Otra
anécdota graciosa, es que el hijo le
comentó: Papá el carro tal que es francés
que tiene un león ¡no lo conoces! Y, el
profesor le dice no se
no lo conozco ¡no me dan nota los carros!
Muy orgulloso de ser
latinoamericano como lo demuestran sus obras hay un sincretismo del nativo americano con el cristianismo. En sus
pinturas fusiona la modernidad
cubista-expresionista con los tótems americanos. Crea así el tótem moderno:
indígenas envueltos en colores y gritan ¡Existimos somos la cultura americana! En
plena clase salían a flote sus elogios al mestizaje. “Miren esa morena con esos ojos
verdes que bella ¡hay algo más bello que eso en el mundo!
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