El artista plástico venezolano Alirio Palacios, falleció el pasado viernes once de septiembre a los 77 años de edad en la ciudad de Caracas. Este ilustre venezolano nace en Tucupita, en el Estado Delta Amacuro, un siete de diciembre de 1938. Pasa su infancia en el campo petrolero de San Tomé, donde cursa estudios de primaria.
Después de cultivarse de
1954 a 1960 en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas, se
convertiría en el ser cosmopolita que representa a Venezuela en el VII Festival
Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en Viena, Austria (1959), para luego
vivir y crear en Italia, Hungría, China, Moscú, Polonia, Suiza y Nueva York,
ciudad que compartía con Caracas como residencia.
En el Salón Oficial de 1961
recibe el Premio Roma, con el que da inició a una serie de viajes de estudio
por ciudades y centros de enseñanza artística del mundo. Cursa estudios de pintura en la Academia de
Bellas Artes de Roma, 1962-1965, Aguafuerte y Diseño en la Universidad de Arte
de Varsovia, 1968, Grabado en la Academia de Arte de Berlín Occidental,
1969. Artes gráficas en el Centro de
Grabado Contemporáneo de Ginebra, 1973-1974. Mezzotinta en la Universidad de
Cracovia, 1974-1975, y otros.
La
técnica asiática
En
1961 recibe una beca del gobierno chino para estudiar Escenografía. Se traslada
a China y se inscribe en la Universidad de Bellas Artes de Pekín donde estudia
Xilografía en la Facultad de Grabado con Li Ko Yang y el decano Li Hua. De esa
época es su Estudio de Cabeza de Cabra (Xilografía, 1963) y Estudio para
pájaros, según Pai-She (tinta china, pigmento y agua de té sobre papel de
arroz, 1963).
¡A
partir de su estadía en China desarrolla el trazo caligráfico que le dará un
sello particular a su trabajo y perfecciona en el uso de la tinta y el color
negro!
Reveló, además, que no pintaba de pie, sino “siempre
plano”, según enseñanzas que tomó de su preparación en China. Tampoco usaba
caballete, y en esto -admitió- le influyó su amigo Cruz-Diez, quien decía que
la pintura en caballete había desaparecido. “Mi paleta es un balde de petróleo,
de cemento, de blanco de zinc y los pigmentos… Y, mis pinceles son
escobas”. A esta gama de elementos se sumaron el polvo de mármol, la cal,
el limón y la madera. Esto desde que decidió quitar el óleo y los acrílicos de
su vida, y empezó a incorporar en sus trabajos el pigmento natural.
Reconocimientos
Trabajó en el campo de la docencia del Diseño, además,
de ser cofundador del Taga y del Cegra también dirigió el Venezuelan Art Center
en EE.UU.
Recibió reconocimientos como el Premio Nacional de
Artes Plásticas 1978; Primer Premio, II Salón de Dibujo Actual de Venezuela,
Fundarte, Caracas, 1980; premio adquisición, I Bienal Nacional de Artes
Visuales, Museo de Bellas Artes, Caracas, 1981. Y, el Premio Andrés Pérez
Mujica, Salón Arturo Michelena, Valencia, 1981.
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