El director Gustavo Dudamel, junto con la “Orquesta Sinfónica
Simón Bolívar de Venezuela” y la “Coral Nacional Juvenil Simón Bolívar de
Venezuela”, fue ovacionado de pie por el público durante 18 minutos en la sala
Grosses Festspielhaus, una de las sedes del “Festival de Salzburgo” que se
realiza en Alemania ¡Máximo foro
cultural del mundo!
El maestro
José Antonio Abreu exaltó la significación histórica y artística
de la proeza de la Orquesta Simón Bolívar con la obra de Mozart: “No sólo
que se presente en este templo donde se estrenó sino las máximas autoridades
del Festival de Salzburgo, que nos ha acogido espléndidamente. Estuvieron
cuatro solistas internacionales, un coro extraordinariamente bien montado por
nuestras maestras venezolanas y la colaboración entusiasta y apasionada de la
orquesta bajo la eminente dirección de Gustavo Dudamel para ofrecer este regalo
a Salzburgo de Venezuela”. El sitio web oficial de la Fundación Musical Simón
Bolívar reportó que los 368 músicos y coristas venezolanos interpretaron
la Sinfonía número 3 del compositor alemán Gustav Mahler, al
lado de la mezzosoprano Anna Larsson, el violinista Alejandro Carreño y el
trompetista Román Granda ¡ante el aplauso delirante y la entrega del público!
También fueron reconocidos por algunos de los organizadores y por Marina Mahler, nieta de Gustav, quien gritó: ¡Ustedes son la orquesta de Gustav!, luego de la expansión sonora que propagó esta pieza, la cual fue escuchada por primera vez el 9 de junio de 1902 en Krefeld, al norte de Alemania. Otras de las expresiones cálidas y agradecidas fueron las de Helga Rabl-Stadler, presidenta del “Festival de Salzburgo”, quien ante la expectación, exclamó: !El público austriaco no está acostumbrado a ponerse de pie, pero, con las orquestas venezolanas sí lo ha hecho!
Orquesta Sinfónica Infantil Nacional de Venezuela
Festival de Salzburgo 2013
El concierto iniciaba, el director de la Orquesta Filármonica de Berlin salió al escenario y los primeros acordes de la Obertura Cubana de George Gershwin comenzaron a sonar y se fundían con las exclamaciones y los sollozos de público.
Luego de una excelente interpretación de Gershwin, los chicos interpretaron las Danzas de Estancia, Op. 8a de Alberto Ginastera, la cual fue conducida magistralmente por el joven director venezolano Jesús Parra, un niño prodigio que camina entre sus compañeros como uno más, de origen humilde, pero en el momento en el que comienza a mover sus manos frente a esta gran orquesta, la historia cambia y es que viene de un gran linaje de directores, el mismo maestro José Antonio Abreu y Gustavo Dudamel.
Era la hora, había llegado el momento mas esperado por todos los asistentes, el Maestro Rattle entra de nuevo al escenario, todos expectantes, ansiosos, el silencio reinaba en la majestuosidad del Felsenreitschule, cuando de repente se escucha un sonido magico, que a todos ecantaba, era el armonico La que daba inicio a La Sinfonía nº. 1 en Re mayor “Titán” del compositor Gustav Mahler. Cada asistente a este concierto se dejo llevar por ese sonido magico cual nube en el cielo flota, estaban hechizados por el sublime Primer Movimiento “Langsam, schleppend (Como un ruido de la naturaleza)”, tras la cual aparecía un movimiento rápido dominado por un tema alegre en la cuerda, que luego pasaba a toda la orquesta. Tras una repetición de la introducción, aparecía un tema nuevo en las trompas, que conducía a un gigantesco clímax tras el que el movimiento concluye con una alegría desenfrenada. Luego de este ensueño que profesaban los chicos de la OSINV llegaba el Segundo Movimiento “Scherzo: Kräftig bewegt, doch nicht zu schnell (Scherzo: Poderosamente agitato, pero no demasiado rápido)” la parte central, más tranquila, ofrecía un momento de descanso poético, y que curiosamente parecía una de las danzas de Strauss. Seguidamente de esta música danzante, cuyo final dejaba al publico con una alegría inmensa, llegaba la marcha fúnebre del Tercer Movimiento “Trauermarsch: Feierlich und gemessen, ohne zu schleppen (Marcha fúnebre: solemne y mesurado, sin rezagarse)” que al inicio parecía algo oscuro y lúgubre, pero de improviso el oboe nos presentaba una melodía jocosa, graciosa y un tanto desconcertante que nos transportan a la música que solían interpretar las bandas callejeras y en las que queda de manifiesto los orígenes judíos del compositor.